Agotados por toda expectación en el parque de las ciencias, aún quedaban fuerzas para terminar el día con actividad. Acuerdo colectivo cuando a los profesores se les ocurrió volver a ir a un bar con vidilla. No llegaba a ser una discoteca, realmente. Éramos nosotros los que hacíamos de aquel bar una discoteca momentánea.
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